
Robbie Deans es uno de los tres kiwis al mando de un equipo semifinalista.
AUCKLAND, 14 de octubre – Existe al menos un neozelandés que no se sorprende de que los kiwis estén a la cabeza de tres de los cuatro semifinalistas de la Rugby World Cup, que se darán cita en el Eden Park este fin de semana.
Si bien se da casi por hecho que el país anfitrión cuente con uno de los suyos para liderarlos en la figura de Graham Henry, el ex entrenador del Canterbury y ex entrenador asistente de los All Blacks , Robbie Deans, se encuentra al frente de los Australianos, mientras que Warren Gatland, oriundo de Hamilton y leyenda del Waikato, está a cargo de Gales.
Dado que el rugby es indudablemente el deporte nacional de Nueva Zelanda, el entrenador asistente de los All Blacks, Steve Hansen, sostiene que la influencia de los neozelandeses en los resultados del Mundial es algo natural.
“Producimos jugadores buenos”, comentó. “Imagino que si estamos produciendo buenos jugadores se debe a que alguien lo está controlando y normalmente suelen ser los entrenadores, así que tiene que haber buenos entrenadores en este país”.
No obstante, a pesar de que tres seleccionados cuenten con entrenadores neozelandeses, Hansen no cree que los All Blacks, Australia y Gales presenten estilos similares.
“No lo creo”, agregó. “Creo que Robbie (Deans) y Gats (Warren Gatland) entrenan de forma distinta a la nuestra. La base es similar e imagino que ahí sí habrá algún parecido”.
Un adiós inesperado
“Los tres equipos buscarán mover la pelota, lo cual es alentador aunque siempre quisieran hacerlo. A Gales le gusta jugar al rugby con los 15 jugadores e igual pasa con Australia”.
Deans aceptó el contrato de entrenador de los Wallabies en 2008, cuando los All Blacks optaron por mantener a Henry tras resultar inesperadamente eliminados en la Rugby World Cup de 2007. Deans esperaba que se le escogiera para el puesto. No obstante, Hansen opina que eso no supone ninguna ventaja en la semifinal entre los rivales.
“Puede ser para Robbie, pero no para nosotros”, afirmó. “No creo que cambie nada. Lo que pasa es que hay un sentimiento de orgullo por lo que estás haciendo y es lo mismo si estás entrenando o no a los All Blacks”.
Un entorno familiar
“Es como jugar con tu hermano o con un familiar, se convierte en algo un poco personal, pero querés tener éxito”.
“Estoy seguro de que así se puede sentir Robbie. Pero lo hizo un montón de veces ya, así que debe estar acostumbrado a la sensación”.
Tras ser el artífice de la campaña de Gales en la RWC de 2003, en la que llegó a cuartos de final, Hansen sabe muy bien lo que se siente al enfrentar a Nueva Zelanda.
“Normalmente sienta raro las primeras veces, según mi experiencia”, describió. “Y en el sentido opuesto también. En un mes pasé de entrenar a Gales a entrenar a los All Blacks, contra Gales”.
“Eso también fue algo extraño. Todos los galeses me gritaban con ánimos y a la semana siguiente, cuando entrenaba a los All Blacks, todos me odiaban. Hay que acostumbrarse nada más”.