
Morgan Parra mantiene los pies en la tierra como entrenador de un equipo amateur.
AUCKLAND, 20 de octubre – Para el apertura de Francia, Morgan Parra, la Copa Mundial de Rugby 2011 no está resultando como él esperaba antes de arribar a tierras neozelandesas, pese a ser una de las piezas claves del equipo.
Llegó al torneo como medio scrum titular, pero el buen rendimiento de su compañero Dimitri Yachvili con la camiseta del 9 le dio argumentos suficientes al entrenador Marc Lièvremont para formar la pareja de medios, con Parra pasando de 10 para el partido de la fase de grupos contra Nueva Zelanda.
Si bien el experimento comenzó con más de un traspié por la derrota ante los All Blacks (37-17) y ante Tonga (19-14), Parra fue ganando confianza en su nuevo puesto y con su habilidad al pie guió a Francia al triunfo sobre Gales 9-8 en las semifinales.
"Nunca pensé que jugaría en la final como apertura. Es un sueño y estoy tratando de hacerlo lo mejor posible. Voy a tratar de disfrutar lo mejor que pueda y hacerlo dentro y fuera del campo. Por ahora, eso es lo que está ocurriendo pero el sueño para que el sueño se haga realidad tenemos que ganar”, comentó Parra.
Parra no fue el único jugador francés en cambiar del medio scrum a apertura. Frederic Michalak también jugó en ambas posiciones con Francia, mientras que su compañero en Toulouse Jean-Baptiste Elissalde se convirtió en apertura tras algunos años jugando como medio scrum.
Servicio al club
En su club, Clermont Auvergne, Parra juega como medio scrum y espera regresar a ese puesto tras la RWC. "Creo que cuando vuelva a mi club, volveré a llevar el número 9. Estar bien con el 9 es una cosa, pero sentirme bien con el número 10 es mi objetivo”.
Fuera del campo, Parra es una persona madura ya que pese a sus 22 años está completando su formación como entrenador en la Federación Francesa de Rugby.
Entrena a un equipo de su localidad, Les Martres de Veyre, dos veces por semana, y desde que está en Nueva Zelanda se mantiene en contacto con el equipo, algo que le hace mantener los pies en la tierra.
"Los chicos van a sus trabajos, vienen a entrenar y vuelven al trabajo al día siguiente. Me doy cuenta de lo afortunado que soy”, afirmó Parra. “Cuando no me apetece ir a entrenar, pienso en los chicos y en todo el sacrificio que hacen. Me muestran los verdaderos valores del rugby de la solidaridad y la amistad en el equipo”.