En un estadio de menor capacidad, donde los espectadores que se encontraban detrás de cada in-goal vieron el partido de pie, los argentinos prevalecieron en una tarde a pleno sol en una de las ciudades de más frío de Nueva Zelanda.
En total fueron 12.605 espectadores los que visualizaron el encuentro entre Los Pumas y Rumania, entre los cuales se separaba un 70 % de argentinos, y el resto se dividía entre rumanos y neozelandeses.
Realmente hubo muy pocas banderas del equipo europeo, y sí muchas camisetas, gorros y banderas argentinos, alentando por el conjunto de Santiago Phelan. Ese público llegó más temprano que en el duelo ante Inglaterra al estadio.
Invercargill es una ciudad mucho más pequeña que Dunedin y, por ende, los argentinos arribaron directamente al escenario mismo del partido.
Allí, los cánticos de aliento por los de Phelan no necesitaron de un try, más allá de que no tardaran en llegar, sino que alcanzó con los empujes de los forwards o las corridas de los backs argentinos para movilizar a uno de los públicos de mayor espíritu de la RWC 2011.
Durante el partido, además de las canciones de siempre como “Yo te daré, te daré una cosa, yo te daré, una cosa que empieza con P: Puma”, dio el presente “la ola”. En tanto que la oposición fue muy leve, la algarabía de los rumanos nunca estuvo a la altura de los argentinos y se redujo a los gritos de uno de los representantes de su delegación.
Con el resultado sellado al entretiempo, el público tuvo su premio, el cual se acrecentó con la vuelta olímpica que dieron Los Pumas tras el encuentro, para agradecer por el apoyo recibido en la semana tras el debut, y durante los dos partidos.
En total fueron 12.605 espectadores los que visualizaron el encuentro entre Los Pumas y Rumania, entre los cuales se separaba un 70 % de argentinos, y el resto se dividía entre rumanos y neozelandeses.
Realmente hubo muy pocas banderas del equipo europeo, y sí muchas camisetas, gorros y banderas argentinos, alentando por el conjunto de Santiago Phelan. Ese público llegó más temprano que en el duelo ante Inglaterra al estadio.
Invercargill es una ciudad mucho más pequeña que Dunedin y, por ende, los argentinos arribaron directamente al escenario mismo del partido.
Allí, los cánticos de aliento por los de Phelan no necesitaron de un try, más allá de que no tardaran en llegar, sino que alcanzó con los empujes de los forwards o las corridas de los backs argentinos para movilizar a uno de los públicos de mayor espíritu de la RWC 2011.
Durante el partido, además de las canciones de siempre como “Yo te daré, te daré una cosa, yo te daré, una cosa que empieza con P: Puma”, dio el presente “la ola”. En tanto que la oposición fue muy leve, la algarabía de los rumanos nunca estuvo a la altura de los argentinos y se redujo a los gritos de uno de los representantes de su delegación.
Con el resultado sellado al entretiempo, el público tuvo su premio, el cual se acrecentó con la vuelta olímpica que dieron Los Pumas tras el encuentro, para agradecer por el apoyo recibido en la semana tras el debut, y durante los dos partidos.
Autor: Jero Tello (desde Invercargill)
Foto: Martín Seras Lima
Fuente: Mundial XV
Foto: Martín Seras Lima
Fuente: Mundial XV





No hay comentarios.:
Publicar un comentario