En esta Copa del Mundo hay abundancia de Haka; lo ensayan los All Blacks, Samoa, Tonga y Fiji; para Nueva Zelanda, la danza maorí perdió fuerza contra sus rivales, no lo hizo su poderío en el juego. Por Jorge Búsico.
WELLINGTON.- "Te Papa" significa "Nuestro Lugar" en maorí. Así se llama el Museo Nacional de Nueva Zelanda, instalado en Wellington, donde los Pumas esperan el test decisivo del domingo ante Escocia. Es un moderno edificio que se levanta en el Waterfront, al borde del océano Pacífico que bordea a la ciudad. El cuarto piso está dedicado exclusivamente a la cultura maorí. Interactivo, le permite al visitante conocer, en cada rincón, cómo se forjó un país que fue uno de los últimos en poblarse en este mundo. Por ejemplo, allí están las canoas talladas artesanalmente en madera con las que los polinesios llegaron aquí entre los años 1250 y 1300, y con las que en 1769 combatieron a James Cook, el inglés que inició la política del exterminio maorí.
Uno de los pabellones de Te Papa refiere al Ka Mate, que hace más de 200 años le dio origen al Haka, ese grito de guerra y también de bienvenida que mucho más tarde popularizaron los All Blacks, el seleccionado emblema de Nueva Zelanda. Lo compuso Te Rauparaha, un líder guerrero de la tribu maorí Ngati Toa.
Algunas investigaciones señalan que la selección de rugby de Nueva Zelanda utilizó por primera vez el Haka, a modo de intimidar al rival, en la gira por el Reino Unido en 1889, aunque también hay registros de 1884. Otras la ubican en un nuevo periplo al Imperio Británico, en 1905, cuando ya eran conocidos como los All Blacks. Lo cierto es que, más allá de las fechas, los All Blacks y el Haka han ido de la mano en todo este tiempo, transformándose en la marca registrada de un país que, entre otras bondades, es el mayor exportador de lácteos del planeta.
Sin embargo, aquel rito maorí se ha ido desnaturalizando. No sólo porque desde 2005 los All Blacks cambiaron el Ka Mate por el más agresivo Kapa O Pango, sino porque se transformó en un show, con micrófonos y a veces hasta acompañado por fuegos artificiales. Además, desde que el francés Eric Champ se les plantó cara a cara en la final del Mundial 1987, la realidad es que esa danza maorí ya no intimida a los rivales. Lo que mete miedo es el poder del juego del rugby de los All Blacks; no el Haka.
En esta Copa del Mundo hay abundancia de Haka. Lo ensayan los All Blacks, Samoa, Tonga y Fiji. Y un grito de guerra maorí precede al ingreso a la cancha de los equipos en todos los partidos. Peter de Villiers, el entrenador de los Springboks, dijo que "demasiados Hakas ponen en peligro su respeto". Sus declaraciones fueron portada de los diarios, que aquí guardan un leve parentesco con los sensacionalistas británicos. Peter Love, líder maorí, fue más allá: "El Haka ha sido secuestrado por el dinero del rugby. Es un símbolo de nuestra cultura y no debe ser bastardeado por el deporte".
De Villiers, quien formuló esa declaración nada menos que durante la celebración de un nuevo aniversario del Ka Mate, es el primer entrenador negro en la historia de los Springboks, pese a que el seleccionado está integrado en su mayoría por blancos en un país de inmensa mayoría negra. Ahí también la cultura y la historia están presentes a través del deporte en la Copa del Mundo de rugby.
WELLINGTON.- "Te Papa" significa "Nuestro Lugar" en maorí. Así se llama el Museo Nacional de Nueva Zelanda, instalado en Wellington, donde los Pumas esperan el test decisivo del domingo ante Escocia. Es un moderno edificio que se levanta en el Waterfront, al borde del océano Pacífico que bordea a la ciudad. El cuarto piso está dedicado exclusivamente a la cultura maorí. Interactivo, le permite al visitante conocer, en cada rincón, cómo se forjó un país que fue uno de los últimos en poblarse en este mundo. Por ejemplo, allí están las canoas talladas artesanalmente en madera con las que los polinesios llegaron aquí entre los años 1250 y 1300, y con las que en 1769 combatieron a James Cook, el inglés que inició la política del exterminio maorí.
Uno de los pabellones de Te Papa refiere al Ka Mate, que hace más de 200 años le dio origen al Haka, ese grito de guerra y también de bienvenida que mucho más tarde popularizaron los All Blacks, el seleccionado emblema de Nueva Zelanda. Lo compuso Te Rauparaha, un líder guerrero de la tribu maorí Ngati Toa.
Algunas investigaciones señalan que la selección de rugby de Nueva Zelanda utilizó por primera vez el Haka, a modo de intimidar al rival, en la gira por el Reino Unido en 1889, aunque también hay registros de 1884. Otras la ubican en un nuevo periplo al Imperio Británico, en 1905, cuando ya eran conocidos como los All Blacks. Lo cierto es que, más allá de las fechas, los All Blacks y el Haka han ido de la mano en todo este tiempo, transformándose en la marca registrada de un país que, entre otras bondades, es el mayor exportador de lácteos del planeta.
Sin embargo, aquel rito maorí se ha ido desnaturalizando. No sólo porque desde 2005 los All Blacks cambiaron el Ka Mate por el más agresivo Kapa O Pango, sino porque se transformó en un show, con micrófonos y a veces hasta acompañado por fuegos artificiales. Además, desde que el francés Eric Champ se les plantó cara a cara en la final del Mundial 1987, la realidad es que esa danza maorí ya no intimida a los rivales. Lo que mete miedo es el poder del juego del rugby de los All Blacks; no el Haka.
En esta Copa del Mundo hay abundancia de Haka. Lo ensayan los All Blacks, Samoa, Tonga y Fiji. Y un grito de guerra maorí precede al ingreso a la cancha de los equipos en todos los partidos. Peter de Villiers, el entrenador de los Springboks, dijo que "demasiados Hakas ponen en peligro su respeto". Sus declaraciones fueron portada de los diarios, que aquí guardan un leve parentesco con los sensacionalistas británicos. Peter Love, líder maorí, fue más allá: "El Haka ha sido secuestrado por el dinero del rugby. Es un símbolo de nuestra cultura y no debe ser bastardeado por el deporte".
De Villiers, quien formuló esa declaración nada menos que durante la celebración de un nuevo aniversario del Ka Mate, es el primer entrenador negro en la historia de los Springboks, pese a que el seleccionado está integrado en su mayoría por blancos en un país de inmensa mayoría negra. Ahí también la cultura y la historia están presentes a través del deporte en la Copa del Mundo de rugby.

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